Mundo Frio.
Tenía miedo.Sus piernas temblaban incontroladamente el dolor que sufría tanto su cuerpo como su corazón. Los moretones recorrían su piel tostada desde el rostro hasta las caderas, podía sentir como la sangre de la nariz fluía hasta rozar con sus carnosos labios.No tenia mas lágrimas para llorar, la confusión y la desesperación aturdían su mente, sus pensamientos, sus sueños.Estaba ahí, refugiada en un callejón que inspiraba oscuridad, rezando porque aquellos monstruos con objetos de madera en sus manos no la encontraran.Ella no comprendía porque la atacaron tan bruscamente. Acababa de llegar a la zona y no había tenido la oportunidad de conocer a alguien que hablara su idioma. Sabia que salir por primera vez de su tierra seria algo difícil, pero nunca pensó que pondría en riesgo su vida. Entendía que se veía diferente a los otros, su ropa era distinta, sus facciones eran un poco más gruesas, su cultura opuesta, y su piel mucho más oscura que las de los demás. Pero sus pensamientos no podían concebir que aquellas fueran las razones de su pesadilla.
Cerro los ojos un momento para distraerse y soñó con el motivo que le había llevado hasta allí : El mar. Vislumbraba la idea de conocerlo, ver sus profundas aguas azules besar el cielo, manifestando el infinito.Quería enterrar sus pies en la tibia arena, dando pequeños saltos por la orilla y sentir el sol arder en sus robustos pechos. Desde pequeña, solo lo había visto en las antiguas pinturas que su tío le llevaba a su padre del mercado negro.Todos los días se sentaba en el suelo para admirar uno de esos cuadros colgados en la pared e imaginarse bailando dentro de ellos.
Abrió sus ojos repentinamente. Algo sonaba a lo lejos. Se puso en pie y camino lo más rápido que pudo, tambaleándose hacia un basurero industrial que se encontraba al final del callejón de las sombras. Entro en él, escabulliéndose dentro de los restos de comida pasada. Alguien la había visto, estaba totalmente segura. Podía sentirlo en los pequeños pelos de sus brazos, en su alma, que lloraba una cascada de incomprensiones. Los pasos se sentían cada vez más fuertes, el sonido de aquellos pies acercándose retumbaban como disparos en su oído. Pensó en su familia, que le había advertido respecto al crueldad del exterior, pero sus deseos de conocer otro mundo eran más fuertes que cualquier palabra. No vería crecer a sus hermanos, no conocería las manos de un hombre en su cuerpo, ni acabaría de entender el amor. No se casaría, aunque fuera por conveniencia, y nunca sentiría el afecto incondicional hacia un hijo. No estaba lista para morir.
Los pasos habían llegado al basurero, percibió la agitada respiranción de aquel cuerpo humano que se encontraba en su búsqueda.Notó las diversas manos que tocaban el metal que le refugiaba.Respiró profundamente mientras la luz llegaba a sus ojos.Pudo ver tan solo un segundo, y sentir tan solo un minuto.Eran ellos, los monstruos que la trataban como si fuera un animal, y la cazaban como si fuese un trofeo.Esta vez eran más, más sonrisas malignas, más objetos de dolor, más temor, mucha más humillación. La agarrarón por el cuello, su corazón creció simultaneamente y se agitó.Soñó con el mar, el viento en la playa, la arena, dolor, la arena en los pies,el azul del cielo,el mar infinito... hasta que no pudo sentir Más.
Su cuerpo moribundo fue arrastrado hasta la costa, para ser desechado, y su alma por fin descansó en las aguas del tibio Mar.
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