El día más nuevo.

El sol disparo su tibia esperma en el horizonte, en una inyección que se esparció sigilosa entre las paredes de la atmosfera. Mientras el ambiente fragmentaba la esencia natural de la vida y el azul tornasol hacia grafittis en cielo, el capullo floreal abre sus tiernos pétalos en son del nacimiento, aromatizando con el polen de su elixir un cordón humano. Aunque retumba un sonido poco musical en la escena, la belleza se integra, buscando su lugar en el mundo. El alma se hace materia, y la sonrisa se convierte en un regalo, que toma forma en fracciones de segundos.

No hay Adiós sin poema

Algún día te leí una poesía
Entre los ronquidos de tu lucida ausencia
Dormías pacifico en la distancia
Yo te cantaba un “Me gustas cuando callas”
Invocando la voz de Neruda.

En más de una ocasión quise dedicarte
Frases, vocablos, sonidos y sonrisas
Dignas de un momento utópico
Cuando tus suaves besos de playa
Rompían a la orilla de mi oído.

Hay tantas palabras sabor a cielo
Que puedo plasmar con mi bolígrafo azul…

Tu belleza usurpa la fragilidad
De mis dulces roces y melancolías
Adoro sentir como tu risa del sol
Resucita entre esas palabras olvidadas
Pertenecientes a la tumba del orgullo.

Más no importa cuanto te desee
El deseo es solo una ilusión del ocaso
Al igual que tus abrazos pueden ser
Los residuos de una muerta fantasía.

Nuestra libertad esculpe la realidad
Y la independencia es aun más gloriosa
Un adiós no se siente tan distante
Solo los besuqueos entre luces
Los juegos en una intrépida ciudad.

Pensar en no tenerte
Es renunciar al éxtasis de manosearnos
Extrañare los roces de tu pantalón
Entre las humedades de mi calido sexo.

Si mis palabras son el reflejo del adiós
Prefiero esculpir un poema con tu cuerpo.

Eres como el sol de un atardecer
Calido, naranja, sensual, hermoso
Pero Pronto anochece
Y llega tu tiempo de desaparecer.



Definitivamente,
Un Adiós,
Quizás,
un hasta luego.